En el año 2020, el sector marítimo se enfrenta a una reconversión para reducir la contaminación ambiental, y uno de los elementos clave en esta transformación son los lavadores de gases, también conocidos como scrubbers. Estos sistemas de depuración de emisiones atmosféricas desempeñan un papel fundamental en la disminución de las emisiones de azufre, especialmente en los barcos. En este artículo, exploraremos cómo funciona un scrubber y su importancia en la regulación de la OMI.
¿Qué es y cómo funciona un scrubber?
Un scrubber, o lavador de gases, es un sistema de depuración de emisiones atmosféricas que se utiliza para eliminar los gases contaminantes de la atmósfera. Estos gases, como el azufre emitido por los barcos, son extremadamente perjudiciales para el medio ambiente. El scrubber, que tiene forma de depósito cilíndrico, captura estos gases y los neutraliza mediante un líquido.
El líquido utilizado en el scrubber puede ser agua, un reactivo químico o una combinación de ambos, dependiendo de los contaminantes que se estén tratando. Por ejemplo, los gases derivados del nitrógeno pueden ser absorbidos en un medio ácido, mientras que los gases derivados del azufre pueden ser eliminados en un medio alcalino u oxidante. Algunos contaminantes solubles en agua no requieren de reactivos químicos adicionales en el proceso de lavado.
El resultado del contacto entre el líquido y el gas es siempre el mismo: la separación de las moléculas contaminantes. Como resultado, se obtiene un gas limpio, no tóxico y que no daña la atmósfera.
El papel de los scrubbers en la regulación de la OMI
La Organización Marítima Internacional (OMI) ha establecido límites para las emisiones de azufre en los combustibles marinos, y a partir de 2020, los buques deben cumplir con estos límites para reducir su impacto ambiental. Los scrubbers juegan un papel importante en esta regulación, ya que permiten que los buques eliminen los azufres de sus emisiones y cumplan con los objetivos de la OMI de descarbonización del transporte marítimo.
Debido a esta regulación, muchos armadores están optando por la instalación de scrubbers en sus buques. Según un informe de la consultora Drewry, se estima que hay 266 portacontenedores equipados con scrubbers, lo que representa una capacidad total de 2,2 millones de TEU. Aunque solo representan aproximadamente el 5% de las embarcaciones, los buques equipados con scrubbers tienen una capacidad significativamente mayor.
Peligros de la implantación de scrubbers
A pesar de los beneficios ambientales que ofrecen los scrubbers, su instalación conlleva ciertos riesgos y desafíos. Uno de los peligros más evidentes es el impacto económico, tanto en la instalación inicial como en el uso continuo del sistema. Además, existe incertidumbre en cuanto a futuras regulaciones ambientales, lo que puede afectar la rentabilidad de los scrubbers.
Otro desafío es el mantenimiento de los buques. La instalación de un scrubber puede llevar hasta seis semanas, lo que puede afectar la capacidad de transporte de mercancías en ciertas rutas comerciales. Además, la acumulación de buques en proceso de adaptación puede causar interrupciones en el comercio y aumentar las tasas de carga.
Los scrubbers son sistemas de depuración de emisiones atmosféricas que desempeñan un papel crucial en la reducción de las emisiones de azufre en el sector marítimo. Aunque su instalación conlleva desafíos y riesgos, su uso contribuye a cumplir con las regulaciones ambientales y a proteger el medio ambiente.
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